Con estas palabras de Mateo 9, Jesús pinta un cuadro:
La mies es mucha
35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.
37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.
38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
Las multitudes todavía hoy andan por las calles, se reúnen en las plazas, buscan respuestas.
Jesús nos dice que la mies es mucha, muchas personas con inquietudes, tristezas y llenas de problemas. Son nuestros hermanos, vecinos, profesores, compañeros de trabajo, desconocidos, etc.
Creo que Jesús quiere que vivamos una vida alertas a las personas que cruzan nuestro camino. Muchas buscan algo y ni siquiera saben qué es. Tenemos la respuesta a todas sus indagaciones. La respuesta siempre es Jesús.
En contradicción con la cantidad de la mies es la cantidad de obreros. Son pocos que están alertas por reconocer la mies que ya está preparada para la cosecha.
Es importante también estar pendientes de este campo, removiendo las hiervas malas, las piedras y regando periodicamente.
¿Qué lecciones prácticas sacamos de este texto?
- He encontrado a Cristo personalmente o todavía soy parte de esta mies? Si es así, Cristo te está buscando.
- ¿Estoy alerta a la mies que me cerca? Reconozco la condición de cada cosecha? ¿Busco llevar personas al Señor? ¿Hago preguntas que puedan mostrar la condición de sus corazones?
- ¿Voy por la vida quitando hierbas malas y piedras? En una manera práctica, ¿busco testificar con mi vida y ayudo a otros a que se deshagan de pensamientos equivocados a cerca del Señor?
Aquí queda este reto a todas nosotras. Que podamos ser sensibles a la voz del Espíritu Santo.
Mara
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