
Me gusta mucho leer la historia del llamamiento de los discípulos de Jesús. Cada cual diferente pero con una característica común: dejaban todo y le seguían.
En Mateo 9, leermos:
9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.
Mateo era un recaudador de impuestos. Tenían la fama de recibir sobornos y dinero ilícito. Así que era un hombre de mala fama y poco respecto. Me encanta que no cuestiona a Jesús ni piensa dos veces, Le sigue a Jesús sin titubear.
Me da también una perspectiva de Jesús. No está buscando a los religiosos, los puros, los sin pecado y de buena fama. Jesús busca corazones. Él ve más allá de la apariencia. Él consigue ver el gran potencial de cada corazón entregado en sus manos.
Me gusta pensar que he hecho lo mismo que los discípulos, pero temo que no haya sido así del todo. Seguramente lo mismo ha pasado con los discípulos. Todavía hoy quedan cosas que quisiera haber dejado atrás por amor a Jesús. Felizmente él es lleno de misericordia, de amor y paciencia. Él me invita a este camino a su lado y poco a poco me ayuda a dejar atrás lo que no me sirve: la soberbia, la arrogancia, los malos sentimientos, el orgullo, etc. Son sentimientos comunes al ser humano y solamente al lado de Jesús es posible recibir el milagro de desenlazarte de ellos.

Seguir a Jesús es un camino. Obviamente inicia en un momento inolvidable de entrega total, pero no para allí. Él quiere nuestro corazón para toda la eternidad. Si le permitimos, día a día, nos va mostrando areas en que debemos mudar, mejorar, o empezar algo nuevo. Es una aventura seguir a Cristo y lo emocionante es que este camino no tiene fin, durará hacia la eternidad.
¿Conoces a Jesús? Si no, hoy Él mismo te dice: «¡Sígueme!»
Mara
Glória a Deus! Conheço a Jesus e sem Ele eu nem imagino viver. Tenho mil pontos a serem consertados pra ser conforme a vontade Dele, mas com paciência e amor, Ele vai me moldada do Pará ser como Ele quer que eu seja, Ele vai tirando todas as coisas ruins que, ainda, tenho em mim, Ele derrama misericórdia, perdão e graça todo tempo. Eu amo Jesus! Ele é o meu tudo!
Me gustaLe gusta a 1 persona