
Al contrario de lo que pueda parecer, esta no es una afirmación egocéntrica o narcisista.
Abraham fue llamado por Dios a dejar su tierra y familia, a un lugar extraño. Al estar lejos de todo lo que definía su identidad, Dios empezó a desvelar su gran plan para su vida. Le dice que mirara el cielo. Como las estrellas del cielo, que no se pueden contar, sería su descendencia.
Aquí tienes el texto en Génesis 15:
5 Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.
6 Y creyó al Señor, y le fue contado por justicia.
Es verdad que el pueblo hebreu se ha multiplicado sobremanera. Sin embargo, cuando Dios decía eso, tenía su mirada en toda la historia humana, en la venida de Jesús y en todos los que nos uniríamos a la gran familia de Abraham a través de Su sacrificio.
Imagino una gran sonrisa en el rostro de Dios al dar esta preciosa promesa de Abraham. Lo increíble es que ya me estaba incluyendo en esta promesa. Es una gran inyección a la auto-estima de cualquiera. Es algo que nos releva mucho valor. Sin embargo, como es algo outorgado por la gracia de Dios, en el hecho de ser una de las «estrellas de Abraham» no tiene lugar el orgullo o el narcisismo.

Soy lo que soy por la gracia de Dios. Es un regalo dado a todos cuantos miraron hacia la promesa de Cristo, antes de su nacimiento … y a todos nosotros que hemos decidido seguirle después de su venida a este mundo.
Tú también puede ser una estrella en el cielo de Abraham, participando de esta gran familia nacida en el corazón de Dios.
Mara